Tzijoxik Ujuya´om Q´atoj tziij
Narrando nos hacemos justicia
Texto Colectivo: mujeres de Festivales Solidarios
Contamos historias como parte de la necesidad de construir nuestra existencia, rompemos el silencio, el miedo, el racismo y las fronteras impuestas. Cada vez que una mujer indígena escribe, el mundo cambia, cada vez que documentamos, tomamos fotografías, rompemos con el silencio cómodo de la historia que ha sido contada por otros.
Todas las personas tenemos vos y eso es lo que estamos haciendo.
Nuestras abuelas y abuelos contaron historias a nuestras madres y padres y así lo hicieron con nosotras, somo parte de una voz milenaria, ancestral colectiva que construye y ha edificado las formas en las que nos conformamos como pueblos. Esta vez tomamos la palabra, los medios, las redes sociales y hacemos público desde nuestras miradas y experiencias, el cotidiano que nos rodea.
Todas las historias son importantes, todas las historias cuentan, en medio del exilio, del dolor, de la violencia, del colonialismo, en medio de la contradicción somos las mujeres indígenas y mestizas que estamos contando las historias y narrando nuestras vidas, transgrediendo al mandato de que de la hegemonía y la superioridad de las historias que deben ser contadas por otros.
Por esto y más, nos reconocemos como contadoras y guionistas de nuestra propia historia, porque no necesitamos que nadie más la cuente, nosotras podemos hacerlo.
La lucha de las mujeres ha estado presente en todas las etapas de la historia, hemos sido parte de todos los acontecimientos históricos. Hemos persistido y mantenido nuestros ideales hermanándonos, y ahora más que nunca debemos de hacerlo aún más, la unión de las mujeres es importante para lograr la dignificación de los derechos de todas y para todas.
Sanar nuestros cuerpos y territorios de manera individual y colectiva. Somos las que siembran el maíz y la rebelión, las que alzamos la voz en muchos idiomas y defendemos los bosques, lagos, montañas, llanuras, desiertos y mares.
Somos las que decidimos sobre nuestro cuerpo y reproducimos la vida. Somos las que contamos historias frente al fuego y transformamos narrativas. Somos las que defendemos la comunidad y habitamos las ciudades, nuestra existencia es resistencia. Somos las que sueñan y construyen un mundo donde cabemos todas las vidas.
Contar historias para nosotras es una forma de sanar y hacernos justicia, esa justicia desde abajo construida por las mujeres y los pueblos. La historia tiene rostro y manos de mujer.