Myrna Mack Chang

A 30 años de su asesinato…

Festivales Solidarios
5 min readSep 11, 2020

Texto: AVANCSO y Festivales Solidarios.

Ilustración: Festivales Solidarios.

En el marco del 30 aniversario de su asesinato, hoy recordamos a Myrna, una intelectual orgánica y referente para el pensamiento antropológico guatemalteco.

“Recordar a Myrna es también recodar a las poblaciones con las que trabajo, y recordar a estas personas es también recordar a Myrna ya que son parte de un mismo contexto y son parte de una misma lucha”. Elizabeth Oglesby.

El 11 de septiembre de 1990, alrededor de las 18:45, al salir de su oficina de AVANCSO[i], ubicada en la 12 calle y 12 avenida de la Zona 1 de Ciudad de Guatemala y al dirigirse a su vehículo que se encontraba estacionado a unos pocos metros de la puerta de su oficina, Myrna Elizabeth Mack Chang fue atacada por al menos dos sujetos que la apuñalaron brutalmente un total de 27 veces, ocasionándole la muerte.

El asesinato de Myrna Mack fue producto de una operación de inteligencia militar, que obedeció a un plan cuidadosamente elaborado por el alto mando del Estado Mayor Presidencial consistente en seleccionar a la víctima de manera precisa debido a su actividad profesional, asesinarla brutalmente y encubrir a los autores materiales e intelectuales del asesinato, entorpecer la investigación judicial y dejar en la medida de lo posible el crimen inmerso en la impunidad.

El interés profesional de Myrna Mack por los desplazados la había convertido en un blanco para los militares. Sus estudios representaban la expresión y difusión de la verdad, especialmente sobre las campañas de represión del Ejército en los sectores rurales. El asesinato obedecía al propósito de no dejar pruebas sobre estas acciones militares, de no encontrar oposición a las mismas y de no atraer la atención de la comunidad internacional.

El contexto social y político en el que se produjo el crimen es especialmente relevante para entender sus causas. El asesinato de Myrna Mack ocurrió hacia el final de la guerra en Guatemala del siglo pasado. La matanza indiscriminada de los 80´s había empezado a disminuir, si bien habían aumentado los asesinatos selectivos. En noviembre y diciembre de 1985 se celebraron elecciones generales para las autoridades que encabezarían el primer Gobierno constitucional desde 1982. Éstas fueron ganadas, tras una segunda vuelta, por la Democracia Cristiana (DC), asumiendo la presidencia de la República Vinicio Cerezo Arévalo. Las interpretaciones sobre los resultados electorales señalaron tres puntos en común: el Gobierno democristiano estaba ahora sujeto a multiplicidad de expectativas internas y externas; su triunfo representaba un rechazo de la población hacia el pasado inmediato; y, sobre todo, se había convertido en un voto de desconfianza hacia los militares.

En abril de 1986, bajo el nuevo Gobierno civil se iniciaron los primeros retornos de población desplazada, buscando la protección de la Iglesia Católica en Alta Verapaz e Izabal. En mayo y junio de ese año los diarios locales informaron que pobladores ixiles se entregaban al Ejército en condiciones físicas alarmantes. En septiembre el Gobierno creó la Comisión Especial de Atención a Retornados (CEAR), con la participación de los Ministerios de Relaciones Exteriores, Defensa Nacional, Desarrollo y el Comité de Reconstrucción Nacional. El Ejército consideró el reasentamiento de los refugiados como una cuestión de seguridad nacional.

A partir de 1987, Myrna Mack, al frente de un pequeño equipo, había empezado a realizar investigaciones en comunidades de desplazados internos en las montañas del norte de Alta Verapaz. Su propósito consistía en elaborar y presentar un estudio sobre las condiciones de vida de las víctimas de este fenómeno y las políticas gubernamentales hacia ellos. Como en el caso de los refugiados, el Ejército consideraba la cuestión de los desplazados internos como un asunto potencialmente adverso a los intereses de la seguridad nacional. Además de revelar el nivel de violencia hacia las poblaciones rurales, previamente oculto, la aparición de los grupos de desplazados en el comienzo de las negociaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla planteaba muchos problemas para el Ejército, que quería evitar concederles un estado especial de protección, o garantizarles un regreso pronto y seguro a sus hogares. Las visitas que Myrna Mack realizaba se hacían con presencia y control militares, incluyendo interrogatorios, toma de fotografías de los componentes de los grupos y la infiltración de militares en ellos.

En 1989 la posición del Ejército era crítica hacia la capacidad del Gobierno civil para hacerse cargo del tema de los desplazados y manifestaba su inconformidad sobre las nuevas políticas oficiales planteadas respecto a los repatriados y desplazados internos.

En enero de 1990 Myrna Mack publica en el №6 de los cuadernos de investigación de AVANCSO el estudio “Política Institucional hacia el Desplazado Interno en Guatemala”. Previamente, en la I Conferencia Internacional sobre Refugiados Centroamericanos (CIREFCA), de Naciones Unidas, había circulado ampliamente un borrador de este trabajo, con lo cual el mismo se difundió nacional e internacionalmente.

Para la antropóloga, era el Ejército el que definía los criterios para la reincorporación del desplazado retornado, primeramente por ser el causante directo de los desplazamientos masivos y en segundo lugar porque, al igual que los refugiados, los desplazados internos entraban dentro del terreno de la seguridad nacional. El ente militar trató a los desplazados internos como prisioneros de guerra dentro de una política de contrainsurgencia que partía de considerarlos la base social de la insurrección. La antropóloga mencionaba casos en los que las cifras dadas por los militares como población “quitada” a la guerrilla coincidían exactamente con las cifras de población desplazada retornada con motivo de las ofensivas del Ejército.

El 7 de septiembre de 1990, desplazados internos organizados en las Comunidades de Población en Resistencia, CPR, publicaron el primer anuncio pagado en los periódicos guatemaltecos, detallando el sufrimiento que debieron soportar por las acciones represivas del Ejército, y pidiendo que el Gobierno los reconociera como población civil no combatiente. Las negociaciones de paz estaban avanzando cuando se produjo este hecho que afectaba fuertemente a la imagen del Ejército y de su estrategia político-militar, claramente violatoria de los derechos humanos respecto de la población civil indefensa.

El Ejército estableció una relación de causalidad entre el trabajo publicado por Myrna Mack y la declaración pública de las CPR. Debido a sus labores de campo visitando a estas comunidades, y el control que el Ejército tenía a la hora de acceder a ellas, tanto la antropóloga como su grupo de trabajo habían sido “fichados” por la inteligencia militar. Cuatro días después de la publicación del comunicado de las CPR, Myrna Mack era asesinada precisamente por dos miembros de la inteligencia militar que durante más de 15 días la habían vigilado.

A manera de homenaje se elaboró la ilustración de Myrna para dignificar su vida y el aporte que ella brindó a las ciencias sociales, la investigación y sobre todo a la antropología guatemalteca, Myrna un referente para el pensamiento social en el país durante los últimos 50 años, hoy le recordamos y nombramos.

[i] Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala.

#MyrnaMackVive

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